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El turismo familiar y residencial es una de las fórmulas de actividad turística más conocidas y más utilizadas en la costa catalana. Uno de sus mejores exponentes es el municipio de Calafell, en el Penedès. Puedo hablar bastamente de sus atractivos antiguos y modernos pues llevo más de 30 años veraneando con diferente frecuencia. Ha habido épocas, especialmente la escolar, donde sumando fines de semanas y vacaciones casi te pasabas la mitad del año. Ha habido otras con veranos bastante cortos entre obligaciones y viajes. Este año he pasado una semana entera. Me ha servido para comparar el Calafell actual con el que recordaba de pequeño, en la década de los 80 del siglo pasado. Esta entrada es también continuación de haber opinado sobre Calafell. La Penedesfera me ha hecho más accesible la actualidad de este pueblo ahora, que durante todos estos años de veraneo.

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El Castell de Calafell de nit des dels seus peusRecuerdo todavía con ojos infantiles la inauguración de la primera rehabilitación del Castillo de Calafell. Con la vuelta de los ayuntamientos democráticos, la recuperación de espacios comunes e históricos era la tónica en muchos pueblos y éste no fue una excepción. Una vez rehabilitado había que dinamizarlo y en Calafell se optó por la industria cultural. Hemos podido ir a un concierto de percusión y danzas africanas a cargo del grupo Akliso.

Ahora es muy habitual que haya música a la fresca de los castillos con grupos provenientes de países lejanos, pero hace 30 y 20 años, africanos, por ejemplo, sólo los veías en la playa como vendedores ambulantes de todo tipo de quincalla. El recreo en aquella época era más modesto y disfrutar de la Playa llenaba bastante. El ocio audiovisual en Calafell tenía dos opciones, el cine al aire libre del "Pista Platja" (Pista Playa), ahora un bloque de pisos que no sé ni donde ubicarlo, o el Cine Iris en la calle del medio o Vilamar, el cine cubierto. Desde que abrieron los multicines en el Mas Mel el Iris continúa cerrado y a pesar de un letrero de proyecto de rehabilitación que le han plantado tiene un aspecto de abandono claro.Cine Iris abandonat Un ejemplo más de cine y costumbres de pueblo, y en este caso también de equipamiento turístico, arrinconado para añadir a la lista de víctimas de la "globalización". Pero la idea de las vacaciones en una destinación familiar era principalmente pasarlo bien con los amigos y el paisaje, explorando la naturaleza de la zona. Un día de lluvia no significaba más televisión o más partidas en la videoconsola de lo habitual sino una ocasión diferente y nueva de divertirse, explorar, etc. En esta semana tuvimos unas lluvias fuertes de verano que hizo ir llena la Riera de la Bisbal, habitualmente seca a su paso por El Vendrell, hasta cortar la carretera a Sant Salvador. Un espectáculo imprevisto.

Calafell, como el resto de municipios de la Costa Daurada, triplica su población durante el verano.Ciutadella Ibèrica entre blocs La fiebre inmobiliaria ha modificado su perfil agotando al suelo urbano hasta encajonar una ciudadela ibérica reconstruida como si fuera un complejo de apartamentos más. Siempre he tenido la imagen de Segur de Calafell como una gran urbanización, y ahora una pequeña ciudad. El núcleo del Pueblo es el que más cambios ha tenido los últimos años pero todavía conserva importantes rincones de autenticidad.Calafell Pescador Lo que más ha cambiado en estos treinta años es el núcleo de la Playa. Poco queda del pueblecito de pescadores que idealizó Carlos Barral. Parece que fuera ayer cuándo lo veía con la gorra de capitán mientras tomábamos alguna cosa en el Bar Calafell, entonces prácticamente la única terraza de aquel sector del paseo. Barral es homenajeado por el monumento al pescador con su rostro y el restaurante la Espineta, regentado por la familia y que junto con su casa-museo, recuerdan al visitante la importante tradición marinera de Calafell.

Racó mariner

Entonces se daban situaciones que ahora parecen imposibles,Sanatori de Sant Joan de Déu como tener problemas para extender la toalla en la playa por el gran espacio que ocupaban las barcas de pescadores o mirar el edificio abandonado del antiguo Sanatorio de Sant Joan de Déu, ahora el Hotel Spa Le Meridien Ra, delante de una playa casi desierta y alejada de los apartamentos. En Calafell la discoteca de verano nació, creció y murió, ejemplarizada en la discoteca Vip’s, en la calle de las discotecas o Monturiol. Ya lleva unos cuantos años cerrada y los locales de los alrededores no han cogido de ninguna manera al testigo ni tienen nada que ver con el ambiente que encontrabas.Disco Vip's abandonada Ahora todo se ha estandarizado y una vez dentro de estos establecimientos ya no sabes si estás en Barcelona, en la costa o en la montaña. Estos espacios han perdido carácter y en el caso de Calafell incluso se volvieron peligrosos. Con el fin de devolver la confianza del turismo familiar el Ayuntamiento se vuelca ahora en los mejores clientes de éste, las personas mayores. Como muestra mirad la actividad que nos encontramos en el Paseo Marítimo para un grupo mientras esperaban a los concejales de Turismo y de Cultura, según dijo la dinamizadora.

La población de Calafell tiene claro que se tiene que apostar por ofrecer cada vez más servicios al turista, pero ¿Será posible sin perder la identidad?

Olas de Calafell

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